Nació en la localidad de Báyevo, cerca del Río Volga, Rusia, el 8 de noviembre de 1876 y falleció en Moscú, el 24 de noviembre de 1959, su verdadero nombre era Stephan Nefiodov. Hijo de un burlak, o sea aquellos que arrastraban barcas pesadas por el Volga con cables desde la orilla, Erzia pasó su infancia en una pequeña aldea perdida entre bosques. Partió a Moscú, donde se hizo escultor. Tuvo sus primeros éxitos. Recorrió Italia y Francia, creciendo su fama. Se volvió el Rodin ruso,sobre todo por sus tallas en piedra Acompañando una muestra itinerante de sus obras, Erzia llegó a Buenos Aires en 1926, y acá se quedó durante un largo cuarto de siglo. Participó en el Salón Nacional desde 1931. Entonces, dejó de lado el mármol de Carrara, que le había dado éxito en varias capitales europeas, para acometer la madera. Del roble al mármol, del mármol al quebracho, armó una secuencia que lo lleva al litoral argentino. Compenetrado con la sustancia de la madera, dejó vigorosas muestras de los tipos nativos del suelo argentino. El algarrobo lo sedujo por su marcada tonalidad amarilla y por sus grandes costrones, de los que también supo sacar partido. Erzia, se apoyó en su indudable capacidad de reinterpretar las cualidades expresivas de la materia, y fue produciendo una obra muy personal. Veintitrés años más tarde, volvió a Rusia llevando consigo un contenedor repleto con las tallas de nuestros quebrachos: 196 piezas en total, con las que armó un museo permanente en la ciudad de Saransk, que hoy lleva su nombre. Otras obras, se encuentran en varios museos rusos.