Fue el dibujante que tradujo la política en caricaturas durante cuatro décadas. Había nacido en San Antonio de Arredondo, provincia de Córdoba en 1891, se trasladó junto con su familia a Buenos Aires cuando era muy chico. Quedó huérfano de padre en la adolescencia y, se vio obligado a trabajar para sostener a su madre y sus seis hermanos. Tomó un curso de taquigrafía y en 1907 entró como taquígrafo del Senado. Ejerció ese oficio hasta 1946 año en que se jubiló con el cargo de director. Era tan rápido como taquígrafo, que en una prueba alcanzó las doscientas quince palabras por minuto, un récord difícil de imitar. Al mismo tiempo se dedicaba al dibujo, que era su mayor pasión y en el que se formó solo, y guiado por una extraordinaria intuición y talento natural. Inició como retratista, pero pronto se volcó a la caricatura porque, según sus palabras: “El retrato hasta puede resultar la caricatura de un instante; en cambio, la caricatura es el retrato eterno”. En 1911 publicó por primera vez sus trabajos en la revista Vida Moderna y más tarde fue colaborador de Caras y Caretas, El Hogar, Mundo Argentino, y de los diarios El Nacional, La Mañana, Ultima hora, Crítica y La Razón. Desde su puesto en el Congreso, por cuarenta años, fue testigo de muchos acontecimientos políticos y los reflejó en caricaturas que mostraron a casi todos los protagonistas de la época. Sus trabajos se reunieron en la obra El Congreso que yo he visto. Editó varias publicaciones, comenzando por Páginas de Columba, una revista de actualidad que comenzó a salir en 1922. Más tarde creó su propia editorial que publicó las revistas El Tony, Intervalo y Fantasía. Dueño de una vitalidad fuera de serie, filmó películas de dibujos animados, dio conferencias, organizó el primer Salón de Humoristas de Buenos Aires y colaboró en el noticiario Sucesos Argentinos. Participó en el Séptimo Salón del Círculo de Bellas Artes de Buenos Aires y en otras exposiciones de conjunto.Falleció en Buenos Aires el 13 de junio de 1959.