Nació en Azul provincia de Buenos Aires el 22 de septiembre de 1882 y falleció en la misma ciudad el 23 de octubre de 1952. Inició estudios en la Asociación Estímulo de Bellas Artes que no completó. Ilustró revistas y portadas y dictó clases particulares de dibujo. Consagrado a temas evocativos del pasado pintoresco y feroz de indios y caciques, lanzas y malones, dejó demostrado su indudable destreza de pintor y depurado oficio en una pintura de carácter costumbrista y documental. El retrato, estará en toda su obra con una pintura más clasicista y académica, retratos y autorretratos en los que incorporó símbolos de su cosmogonía. Artista y pensador, dueño de un mundo de místicas alegorías, se convirtió en uno de los auténticos iniciadores de la Tradición de los Misterios y del Superrealismo. Desarrolló una obra de contenidos profundamente místicos que transformó en hechos plásticos. Parte de sus obras poseen un fundamento filosófico que se encuentran reunidos bajo el nombre Discurrimientos, escritos que el artista desarrolló durante los tres últimos años de su vida. A partir de 1931 su obra apareció firmada bajo el nombre de Claudio Lantier, seudónimo adoptado a raíz de la novela La Obra del escritor Ëmile Zola. Fue cofundador de la Agrupación Artística Maná en 1932 y creó la Peña de Almas Pan en 1952. “Su obra reúne dos tipos definidos de pintura: una costumbrista, evocativa de un pasado feroz de indios, lanzas y malones, donde representa la realidad sin desvirtuarla; y otra en la cual revela un mundo de imaginación vívido e intenso, de fuerte contenido metafísico que lo identifica como precursor del surrealismo en el país. Claudio Lantier, artista y pensador, hombre espiritual, devoto de un arte con mensaje que no sea mero placer visual sino verbo para interrogar los planos secretos del ser”. (Museo López Claro).