Hijo de nuestro puerto, hijo de La Boca, donde nació el 2 de diciembre de 1896. Falleció en Banfield el 9 de diciembre de 1958. Fue fundador del Museo de Bellas Artes y Escuela de Bellas Artes de Lomas de Zamora. Concurrió al Salón Nacional en 1928, 1929 y 1938; salones de Rosario en 1929, de Otoño de Rosario en 1928, y a otras exposiciones colectivas. Discípulo de Alfredo Lazzari, su pintura está influenciada por el naturalismo lumínico italiano y comienza a pintar en el puerto que lo encuentra ideal para su técnica expresionista definida por la violencia del color. Ágil en sus líneas, sin tropiezos de contorno o dintorno en sus formas. Lejos de sugestionarse con la técnica en boga, tan colorida y cargada de tonos, prefiere aceptar sus impulsos. Artista subjetivo que aprecia, cuida y ama la emoción, ha llevado a la tela, a la témpera, paisajes del Salado, rincones del Riachuelo, del Dock Sud, de la Isla Maciel, de la vuelta de Rocha y otros de la Buenos Aires cosmopolita. El profundo conocimiento de la pintura, de las transparencias, de las aguas, de los cielos luminosos, de la diafanidad de las nubes, del contraste de luces y sombras, más su procedimiento personal lo destacan con líneas y tintas tan naturales y perfectas que atraen por su naturalidad y perfección. Prefirió la quietud del puerto en reposo, absolutamente estático, huyendo de toda vorágine. Consigue efectos maravillosos de luz y color, no obstante monótono en su colorido, en sus cielos, en sus claras tonalidades que producen la sensación del campo abierto y bordeado de vegetación, delicados y diáfanos matices. (Extractado del libro Camilo César Mandelli, el pintor de la luz de Julio de Alari, Editorial Cronos, Buenos Aires 1944).