Nació en Pavía, Italia, el 6 de junio de 1901 y falleció en Buenos Aires en 1989. Llegó al país siendo muy pequeño y desde los cuatro años de edad, hasta la fecha de su muerte, residió en el barrio de Villa Urquiza, ciudad de Buenos Aires. Sin temor al equívoco, se podría afirmar que el filete porteño es una de las manifestaciones más representativas del arte popular, que se gestó, en Buenos Aires, a fines del siglo diecinueve, cuando el país fue receptor de una importante y disímil corriente inmigratoria. Así como el tango supo amalgamar todas esas diferencias y enhebrar con su hilo musical múltiples historias de vida, el fileteado se constituyó en el arte plástico más apto para plasmar símbolos, frases e imágenes íntimamente ligadas al sentimiento popular.Esta historia, que alcanzó su máximo esplendor en la década de los años 1930 y se prolongó hasta los años 1960, atravesó por momentos el olvido y la indiferencia. Sin embargo el fileteado ha vuelto a florecer en los últimos años. En la actualidad es valorado y reconocido en el país y en el extranjero como un arte original y clásicamente porteño. Sus artistas, todos sin excepción, coinciden en considerar a Carlos Carboni como al auténtico maestro, al fileteador más fino y armonioso que ha dado este arte.