Pintura

Spano, Carlos Guido

Buenos Aires
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Nació en Buenos Aires en 1936 y falleció en la misma ciudad en 2005. Estudió publicidad en la Escuela Panamericana de Arte. Hacia 1947 su familia se instaló en Avellaneda. En 1959 ingresó a los cursos de dibujo y pintura de la Escuela de Bellas Artes Graciano Mendilaharzu. Ejerció la docencia en la Asociación Gente de Arte de Avellaneda, ilustró libros, integró la Comisión Directiva de la Subcomisión de Plástica, actuó como jurado y organizador de muestras y conferencias en la citada asociación. Miembro fundador del Grupo Plástico Avellaneda, con el cual expuso y colaboró en periódicos y revistas. Expuso individualmente en la Asociación Gente de Arte de Avellaneda. Expuso en forma grupal en: 3 Pintores en Racing Club, Galería Casa América, Asociación Lomense de Arte, Centro Cultural Veladas de Estudio de Piñeyro, Dirección de Cultura de Lanús, Gente de Arte de Avellaneda, Asociación Estímulo de Bellas Artes, Salón del Magisterio de Avellaneda, Dirección de Cultura de Morón, Colegio Cardenal Cisneros y en Salón Municipal de Quilmes, entre otras. Obtuvo el Primer Premio Dibujo en 1962 y Gran Premio en 1965 en el Salón Graciano Mendilaharzu, Primer Premio Dibujo y Tercer Premio de Pintura en 1963 en el Salón José Desiderio Rosso de la Asociación de Artistas Plásticos de Quilmes en 1963, Segundo Premio de Pintura en el Concurso Anual para Jóvenes Artistas de la Sociedad Hebraica Argentina en 1964 y Segundo Premio en el Concurso del Ateneo Popular de La Boca en 1967. Pintor expresionista abstracto, con incursiones en el surrealismo. “Su paleta revela honda preocupación por la concepción de la imagen, que presenta sentida y elaborada en forma, color y materia. Con aplicación de valores tonales ajustados refleja una ilusión de ámbito espacial. La expresión del color está dada por una rica gama de matices policromos que el artista extiende en pulidas superficies de materia finamente elaborada. Un equilibrio de color, forma y composición crea la grata atmósfera de sus pinturas y la original transfiguración de los elementos que integran su anatomía, los define con inconfundible estilo personal. Utiliza un lenguaje de ficción para trocar una fábrica en un barco, un barco en un vehículo espacial. Crea una luna oscura para la placidez de un charco. Una nube en un pájaro gigante y extraño. Otras veces las casas y el paisaje se prolongan en el agua, se hacen raíz en su reflejo, suspendiendo la imagen de una realidad espacial. Su lenguaje entre figurativo y abstracto transporta por momentos a un clima un tanto surrealista, donde la gama tonal armoniza creando un ámbito pleno de sugerencias. Cierto rigor geométrico somete los elementos de la imagen a un proceso de síntesis, reduciendo las figuras a sus formas esenciales”. (16 Pintores de Avellaneda de Gioconda de Zabatta, Ediciones de la Municipalidad de Avellaneda, 1969).