Pintura

Gena Conde de Romero, Carmelo

Entre Ríos
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El conde de Gená fue, como su comprovinciano el vizconde de Lazcano Tegui, aristócrata por elección, pero también lo fue por su personalidad rica y compleja. Carmelo Romero nació el 9 de mayo de 1848 en la estancia familiar, ubicada en la margen izquierda del Genacito, afluente del Gená. De allí tomaría su seudónimo. Hijo de una acomodada familia, recibió una esmerada educación, primero en la Escuela del Estado en Concepción del Uruguay y desde 1858 a 1861 en los claustros del Histórico Colegio del Uruguay donde tuvo como maestro de dibujo a Bernardo Victorica. Hasta 1865, su historia se pierde en la bohemia de joven adinerado, de vida alegre y derrochadora. Iniciadas las actividades de la Guerra del Paraguay, la vida de Carmelo será arrastrada en las revueltas y guerras jordanistas que conmocionaron a Entre Ríos hasta 1873. En 1895 fija su residencia en Gualeguaychú, donde vivirá por treinta años. Pero es su faz de pintor la que realmente trasciende de su personalidad. En la historia breve del arte de Entre Ríos, Romero ocupa un significativo lugar. Su obra tiene el ingenuo sabor de un pintor aficionado, pero revela la formación cuidada de su adolescencia en sus fantasías mitológicas, en la refinada presentación de sus naturalezas muertas. Pero es en la evocación de la vida de la época en donde adquiere el mayor valor. Allí aparece la vida en los campamentos militares de Urquiza en minucioso detalle y encantadora inocencia. Y en estas obras, emparentadas por su minuciosa descripción con las de Cándido López, aunque menos trágicas, pero intactas en su contenido épico, se revela su calidad de observador y la cotidianeidad del Gualeguaychú. Copió fotografías, pintó naturalezas muertas, pinturas pletóricas de elementos decorativos. Carmelo Romero muere en la sala de hombres del Hospital Centenario el 16 de agosto de 1925. Su seudónimo de Conde de Gená, con el que firmaba sus pinturas, evoca un universo propio de Entre Ríos, el temperamento de los criollos comprometidos visceralmente con la tierra. Es junto a Secundino Salinas y José Hidalgo uno de los primitivos de Entre Ríos, pintores nativos que manifiestan en la provincia montaraz y tan ajena a las artes del virreinato, las primeras manifestaciones de una pintura propia. El Conde de Gená fue como el Cándido López del Entre Ríos de entonces, pintor que no pretendía la perfección sino sólo la sinceridad de su testimonio. Arquitecto Marcelo Olmos. Diario El Litoral, 29 de febrero de 2008.