Nació en Akerman, actual Moldavia, en 1907, y falleció en Córdoba en 1992. Creció a la vida en esas regiones imprecisas donde el Danubio se funde con el Mar Negro. Iniciado en el arte en Besarabia, el Río Danubio le inspiró las olas que pintó con notable fidelidad. Continuó su formación en Bucarest, Rumania, y se graduó en la Escuela Superior de Bellas Artes de Viena, guiado por el Profesor Académico Franz Elsner, quien lo habilitó como pintor de bodegones, personajes y marinas de sorprendente efecto. Se gradúa al terminar la segunda guerra mundial pero recibe el diploma más tarde en junio de 1957 de la mano del director Robin C. Andersen sin la cruz svástica que fue utilizada durante la guerra. Con esta formación que atesora y la experiencia de una vida entera de pintor, transmite los conocimientos a hijos y nietos brindándoles herramientas muy útiles. Constantino, aprendió a preparar sus propias telas con métodos que se investigaron y depuraron durante siglos en la propia academia. Tras los estragos de la guerra los Miciu viajan a la Argentina en 1949. Padre de los pintores Demetrio y Georg. Constantino realiza en Argentina la mayor parte de su obra. Dueño de una pincelada densa y certera, era capaz de ir desde la fuerza de la mancha hasta las veladuras más refinadas: pintura siempre inquieta y luminosa, tanto como lo fueron sus viajes y mudanzas sin descanso entre las playas del Atlántico, los Alpes, los Andes patagónicos y Córdoba. (Página Emaus Miciu).