Nació en Quilmes el 24 de septiembre de 1899 y falleció en la misma ciudad el 19 de agosto de 1978. Cursó un año en la Academia Nacional de Bellas Artes, que abandonó y siguió su formación en forma independiente. Ejerció la docencia. Viajó por el noroeste argentino, visitó Bolivia, Ecuador y Perú. En los años 1940 se desempeñó como escenógrafo de cine y trabajó en películas de Leopoldo Torre Ríos. En 1949 se radicó en Lima, Perú donde organizó un taller de dibujo y pintura, y fue docente en el Instituto Argentino Peruano de esa ciudad, colaboró como ilustrador en el diario El Comercio y en el suplemento literario del diario La Nación. Expuso individualmente en el Museo Provincial de Bellas Artes de La Plata en 1944, galerías Peuser en 1946, Rubio en 1962; La Rouche en 1964; Riobóo en 1965 y 1967 e Ismos en 1967. Concurrió al Salón Nacional en 1926, 1927, de 1929 a 1931, 1934, 1937, de 1940 a 1944, 1947 y de 1956 a 1960, Asociación Amigos del Arte en 1939, Impulso de La Boca en 1942 y 1944, Bienal de Sao Paulo en 1957 y a otras muestras colectivas. Obtuvo el Premio Estímulo en 1943 y el Premio Palanza en 1978 en el Salón Nacional, Premio al Paisaje en el Salón de Bellas Artes Bonaerense en 1944, Primer Premio y Medalla de Oro en el Salón Primavera de la Sociedad de Bellas Artes de Lima en 1946. March pertenece a una corriente pictórica argentina definida por una visión depurada de la realidad. Sus pinturas son transcripciones plásticas en las que lo representado, casi siempre fragmentos del paisaje urbano porteño, aparece teñido de un espíritu nostálgico y solitario. La mirada del artista no ve a Buenos Aires en su tránsito hacia una urbe moderna, sino que se detiene en la recreación de sus espacios deshabitados. El paisaje urbano es aquí un paisaje deshumanizado, hay en él, en cierta manera, una enfatización de la ausencia del hombre. Si bien su pintura es figurativa, no apela al naturalismo descriptivo y anecdótico de la pintura tradicional, sino que opta por unas formas sintéticas articuladas mediante un ordenamiento geométrico. Desde el punto de vista formal, plantea una postura estética próxima al lenguaje del arte moderno y sus paisajes urbanos son, en tal sentido, el resultado de un despojamiento de raíz casi metafísica.