Nació el 15 de enero de 1928 en Alcorta, provincia de Santa Fe, y falleció en Buenos Aires el 12 de enero de 2018. Estudió en el Instituto de Filosofía de la Universidad Nacional de Córdoba, se especializó en Estética y estudió la obra de Martin Heidegger. Asistió a los talleres de Oscar Herrero Miranda y Juan Grela. Becado por la Dirección de Cultura de Santa Fe en 1966 viajó para estudiar la obra pictórica y gráfica de Paul Klee en la Klee Stiftung de Berna, pintura taoísta y zen en los museos de Europa y de Oriente y asistir los ashrams de los yoguis en los Himalayas y los asentamientos tibetanos de refugiados. Reconoce que sus ejercicios espirituales son sus poemas, dibujos, pinturas, y collages que gozaron de un cierto prestigio local gracias a su publicación en revistas y muestras en Rosario. Director del Museo Provincial Rosa Galisteo y docente en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario. En 1984 se instaló en Buenos Aires residiendo en su casa taller de San Telmo. Expuso individualmente en galerías La Reja y Carrillo en 1966, Espacio de Rosario en 1968 y 1969, El Puente de Santa Fe en 1969, Raquel Real en 1971, Dalila Bonomi en 1976, O de Rosario en 1977, Traba en 1994, retrospectiva en la sede argentina de la OEA en 1994, Arcimboldo en 1994 y Luna Verde en 2004 y retrospectiva de su obra pictórica sobre papel, titulada Jardín secreto. Obtuvo el Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes en 2003, el Premio Konex de Platino en Poesía en 2004 y la Beca Guggenheim en 2005. Durante su primera faceta de producción luego de su arribo a Argentina, recurrió al papel trayendo a flote ciertas reminiscencias de la niñez. A partir de 1968 abandona esta modalidad tan ligada a las contingencias del accidente, basando su obra en una geometría donde se observan resonancias de Grela. Hacia fines de 1979, vuelve a las leyes del azar, aunque con una referencia más explícita a la estética zen. En 1983, luego de una serie de muestras, y de su actividad paralela en el campo de la poesía, acentúa las resonancias budistas en su obra plástica, en tanto empieza a poner mayor énfasis en el juego con el espacio. Más tarde las leyes del azar y, asimismo, las de la geometría, son conjugadas en un lenguaje que sigue acentuando el concepto de vacío, mediante la disposición de una serie de formas simples sobre un espacio llano; un fondo cuya presencia tiene su referencia principal en las pinturas japonesas y chinas de paisaje de filiación taoísta y budista zen. En los últimos años abandona las muestras unitarias, tanto temática como formalmente y cambia hacia el pequeño formato y las pinturas al agua. (Elsa Flores Ballesteros;macromuseo.org.ar).