Nació en Ferrara, Italia, en 1798 y murió asesinado en su chacra de Santos Lugares, partido de San Martín en la provincia de Buenos Aires el 12 de octubre de 1856. Pertenecía a una familia de pintores de Bolonia y de Ferrara, famosa desde el siglo quince. Arribó a Buenos Aires en 1829 y vivía junto al pintor boloñés Alessandro Zucchelli. Comenzó sus tareas como retratista, siendo el preferido de la sociedad porteña de esa época, además fue pintor miniaturista sobre marfil. En 1846, abrió un taller de retratos al daguerrotipo. Tuvo numerosos discípulos, entre ellos Gaspar Palacio y Martín Boneo. Junto a Augusto Favier instaló un taller en el cual pintaba y enseñaban arte. Fue un artista de notable fuerza expresiva. Supo llegar a lo íntimo del modelo, poco le inquietó la obra en su conjunto. Va al carácter por la particularidad de la forma. Sus retratos fueron de modelado justo, dibujo fino, de baja entonación, sobrios, intimistas y con un dejo de melancolía. Pintó niños de agraciada y vivaz figura, y retratos maternales de doble ritmo psicológico y feliz realización pictórica en ambos semblantes. Su arte ha logrado máxima aceptación en su época, pintó lo más granado de la vida porteña.