Nació en Buenos Aires el 28 de diciembre de 1927 y falleció en la misma ciudad en 1999. En 1955 inicia su formación como autodidacta dibujando del natural y casi exclusivamente figura humana, y estudia pintura siguiendo diferentes estilos, desde el cubismo hasta el expresionismo. Ingresa en el taller Demetrio Urruchúa durante cuatro años. Expuso individual y colectivamente en Argentina, España, Estados Unidos e Italia. Obtuvo el Premio Laura Barbará de Díaz en 1962 y Premio Monocopia en 1965 en el Salón Nacional. Mención de Honor en el Salón de Rosario en 1963 y 1964, Primera Mención del Salón de la Mutualidad de Estudiantes y Egresados de Bellas Artes en 1964, Gran Premio de Honor en el Salón de San Fernando en 1966, Segundo Premio en 1966 y Gran Premio de Honor en 1967 en el Salón Municipal Manuel Belgrano, Gran Premio de Honor en la Bienal de Santa Fe en 1968, Medalla de Honor en el Concurso Internacional de Pintura Italia 2000, Nápoles en 1971, Gran Premio de Honor en el Salón de Morón en 1972, Premio Adquisición en el Certamen Internacional de Puerto Príncipe de Málaga en 1980, Tercer Premio de la Fundación Gutenberg en 1983 y varios importantes premios en España. En 1971 viaja por Estados Unidos, e investiga nuevos materiales y pinta dos murales, y a partir de ese año compartirá residencia y trabajo entre Buenos Aires y Madrid. “Su obra puede dividirse en tres etapas. Las realizadas sobre papel en blanco y negro, de notable calidad plástica donde muestra la labor constructiva de una imagen personal y un dibujante de excepción. Otras obras, caracteriza a sus mujeres instaladas en el clima suburbano de los barrios porteños que se entrelazan con caballeros de contexturas fuertes y rechonchas: allí se descubre cierto humor benevolente. Clásico y barroco, cabezas de series que no se interrumpen, van a proseguir apropiándose de una pintura clásica y poética de influencia hispana, que marcan un nuevo rumbo a su obra. Así aparecen ciertos temas como los bodegones, realizados con acrílico y óleo, con el sabor exuberante de una pintura expresada con un virtuosismo singular. Los ensamblados, o combinados de pintura y objetos, se ven dotados de un nuevo realismo, donde imagen ilusoria y realidad concreta se fusionan en un nuevo proceso constructivo. Diferenciada de las otras producciones pictóricas, aparece esta serie con otra problemática estética de singular resolución plástica” (Galería Suipacha).