Nació en Buenos Aires el 1 de enero de 1938. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano, Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, asistió a los talleres de Luis Barragán, Víctor Chab, Miguel Dávila y Domingo Onofrio. Hizo clínica de arte con Eduardo Mac Entyre. Expuso individualmente en las galerías Ángelus, Las Nazarenas, Forma y Gala y grupalmente en galerías Lerner, La Capilla, Euro América de Nueva York, Embassy y EdeA; salones Anual de Pintura de Buenos Aires, Estímulo de Bellas Artes, de Pintura de Mediano Formato, de Artistas Premiados y de Verano de Galería Forma; Museo de Arte Americano de Maldonado Museo Hispánico y Latino Americano de Arte de Florida y Broward Community College de Fort Lauderdale, Estados Unidos, EncuentrArte, Arte Córdoba, ArteBa, Expotrastiendas, Feria Iberoamericana de Caracas Venezuela, Fundación Raggio, Centro Cultural Borges y Expoplástica en el Palacio San Miguel de Buenos Aires. Obtuvo Mención de Honor del Museo Hispánico y Latinoamericano de Arte de Florida en 1997, Tercer Premio en el Salón de Verano de Galería Forma en 2003 y Primer Premio en 2004 y Segundo Premio y Mención del Jurado en el Salón de Mediano Formato EncuentrArte en 1998. “Con rigor geométrico ensambla círculos y rectas en espacios que registran tonos que exploran luces y sombras. Logra de este modo combinar las delicias del Barroco y la contundencia de lo clásico, en sus círculos y semicírculos definidos con colores netos que van desde los anaranjados hasta los azules, surcados por bandas precisas de rojos y de amarillos. La impresión que producen estas composiciones en el observador atento de que se introduce en un mundo de una sensibilidad equilibrada en términos compositivos, sin temor a la exaltación del color que inunda con alegría estos óleos sobre tela. Si hay un refrán que dice que lo cortés no quita lo valiente, podemos decir del arte de Lydia que la seriedad no le resta a la alegría en épocas en que es frecuente toparse con faltas de seriedad que nos llenan de tristeza”. (Rafael Squirru, La Nación, abril de 2004).