Nació en Buenos Aires en 1912. Asistió a la Escuela Nacional de Bellas Artes y a la Escuela Superior de Bellas Artes "Ernesto de la Cárcova". Luego de un breve período surrealista, fue miembro fundador de la Asociación Arte Concreto Invención en 1943, grupo de vanguardia que desarrolló el arte abstracto-geométrico en Argentina. Participó de exposiciones colectivas con el grupo y en 1951 viajó a Europa. En Paris conoció a Vantongerloo y en Amsterdam a Vomderberge-Gildewarth, quienes lo orientaron en el marco del concretismo. Una vez alejado del grupo y coherente con sus planteos iniciales, su obra se mantuvo en los límites de la abstracción geométrica. Desarrolló una pintura caracterizada por la búsqueda de la dinámica espacial, que logró creando ilusiones cinéticas de avances, retrocesos y desplazamientos gracias a composiciones seriadas, repeticiones, superposiciones y transparencias, éstas últimas resultado de un riguroso uso del color. Su pintura se acercó a los planteos de la geometría sensible. Se alejó de las limitaciones autoimpuestas por el arte concreto y derivó en la exploración de las posibilidades lumínicas de las gamas de color: la sutileza de los blancos, el uso de gamas de valores y las transparencias quiebran no sólo la rigurosidad compositiva sino la conceptual en el marco de su vocación geométrica. En la década de los '80 participó en las exposiciones de la tendencia denominada "abstracción sensible", entre las que se contó "Geometría 81", presentada en el Museo Provincial de Bellas Artes de La Plata y en la ciudad de Buenos Aires; "La geometría. Homenaje a Max Hill", organizada por el Centro de Arte y Comunicación; "La abstracción sensible", muestra que acompañó las Jornadas de la Crítica, ambas realizadas en 1981, y "Del constructivismo a la geometría sensible", presentada en Harrods en mayo de 1992, entre otras. Espinosa obtuvo el Premio Rosario en el año 2001, otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes y la Fundación Museo Castagnino. Tres pinturas ingresaron a la colección del museo, entre ellas la obra Aaverx z, en la que el artista despliega en una trama geométrica una serie de cuadrados sobre una superficie-fondo blanco, que se "desplazan" creando una vibración provocada por las transparencias, resultado del uso de gamas de valor con una paleta monocorde restringida a los verdes y azules.