Fue el primer pintor conocido como tal en La Rioja, provincia donde nació el 16 de febrero de 1887 y murió 30 de enero de 1930. Se lo considera un artista intuitivo y autodidacta, aunque estudió pintura con Pío Collivadino entre los años 1889 y 1896 y también cursó estudios en la Real Academia de Bellas Artes de Roma, destacándose las temáticas pintoresquistas, de hombres y paisajes rurales. De la Colina miró a su provincia y a su gente, y contextualizando, representó típicos personajes de La Rioja de principios del siglo veinte, es así como curas gauchos, policías, posaron orgullosos mostrando su oficio. Gracias a su acción de graficar esas lejanas apariencias, tenemos hoy una manera distinta de conocer a la sociedad de entonces, y en su pintura nunca estuvo ausente la imagen de los ranchos y las montañas que tanto recordaban su infancia. Además de artista, fue diputado provincial, profesor de matemáticas e inspector de cárceles de la provincia. El Museo Provincial de Bellas Artes Octavio de la Colina de La Rioja fundado por el artista Miguel Dávila en 1958, fue así denominado en su honor.