Nació en Mendoza en 1923 y falleció en Girona, España en 2002. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Paraná, Entre Ríos. Desarrolló una carrera de más de 40 años de dedicación exclusiva a la creación artística. Optó por un lenguaje de raíz clásica, principalmente centrado en la figura humana, que para el artista representa a la naturaleza. Uno de sus grandes temas es la danza, porque en ella están representados todos los movimientos del cuerpo. Ejecutó paisajes, trabajó en dibujo, grabado, óleo y acrílico. En su obra escultórica, trabajó escayola, barro, cerámica, hierro, bronce, plata, oro, talla directa en madera, mármol y granito. En 1975 se instaló en Barcelona, en Francia en 1976 y finalmente en Girona. Destacan en sus muestras las celebradas en Galería Wildenstein en 1952, Casa de Mendoza en Buenos Aires en 1962, Sixty One Tempra Gallery de Londres en 1976, Círculo de Arte de Barcelona en 1976, Galería Selearte de Milán en 1977, Riba de Barcelona en 1977, Covarsi de Arenys de Mar en 1977, Arpe de Cannes en 1980, Acqualeria de Eygalières en 1983 y 1984, Françoise Aillaud Serre de Cornillon en 1986 y Guignè de París en 1991. Participó en ferias como la Artexpo de Barcelona en 1976. En los últimos años de su vida, Rovira se retiró del panorama expositivo, acumulando su obra sin sacarla a la venta más que de forma esporádica, vendiendo sólo a particulares. De este modo llegará a guardar cerca de 1000 pinturas, y 45 esculturas. Hay murales de su autoría en la Iglesia de San Juan Bautista de Buenos Aires y en el Puerto de Necochea.